EL "ERROR BERENGUER"
"No se
dice que el error sea de Berenguer, sino más bien al contrario: que Berenguer
es un error. Son otros, pues, los que lo han cometido y comenten [...]. Desde
Sagunto, la Monarquía no ha hecho más que especular sobre los vicios españoles,
y su política ha consistido en aprovecharlos, para su exclusiva comodidad [...]
Al cabo de diez meses la opinión pública está menos resuelta que nunca a
olvidar la "gran vilt" que fue la Dictadura. El régimen sigue
solitario, acordonado, como leproso en lazareto. No hay hombre hábil
que quiera acercarse a él. La normalidad que constituía la unidad civil de los
españoles se ha quebrantado. No existe el Estado español. ¡Españoles:
reconstituid vuestro Estado! Pero no ha hecho esto, que era lo congruente con
la desastrosa situación, sino todo lo contrario, quiere una vez más "salir
del paso" [...] Busca alguien que realice la política del "aquí no ha
pasado nada". Encuentra un general amnistiado. Éste es el "error
Berenguer", del que la Historia hablará. Y como es irremediable un error,
somos nosotros, y no el régimen mismo; nosotros gente de la calle, de tres al
cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos que decir a nuestros
conciudadanos: ¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo!
Delenda est
Monarchia!".
José ORTEGA Y GASSET
Primera plana de "El
Sol", 15 de noviembre de 1930
MANIFIESTO DE ALFONSO XIII AL PAIS
"Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra Patria se mostró en todo momento generosa ante las culpas sin malicia. Soy el Rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, ineficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa. Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, encargado a un Gobierno la consulte convocando Cortes Constituyentes y, mientras habla la Nación, suspendo deliberadamente el ejercicio del poder real y me aparto de España, reconociéndola así como única Señora de sus destinos. También ahora creo cumplir el deber que me dicta el Amor a la Patria. Pido a Dios que tan hondo como yo la sientan y cúmplanlos demás españoles”. Alfonso XIII
Manifiesto de
despedida de Alfonso XIII
Madrid,
13 de abril de 1931. Entregado al Presidente del Consejo de Ministros el 14
de abril de 1931