BLOQUE 09. TEXTOS. LA CRISIS DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN Y LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA (1902-1931)


                                               CRISIS DEL 98
España había experimentado, en 1898, la derrota en una guerra colonial que liquidó los últimos restos del Imperio americano. En lugar de interpretarlo como un síntoma de los nuevos tiempos que vivía el mundo, como un avance de lo que ocurriría con los demás imperios europeos medio siglo más tarde, las clases medias y altas cultas, y el mundo intelectual en su conjunto, se sumieron en estado de shock y bautizaron a aquella derrota como el “Desastre” por antonomasia, lo cual les llevó a expresar dudas sobre la identidad nacional o, peor aún, sobre la calidad de la “raza” en sí misma. ¿Eran los españoles europeos (“éramos”, diría alguno; pero mejor es que el historiador evite las retroproyecciones), es decir, pertenecían (“pertenecíamos”) a las “razas” superiores, al selecto club de pueblos civilizados, o los restos de sangre africana que corrían por las venas españolas eran la causa de una inferioridad que podría algún día terminar en el aniquilamiento? […]
Ahora se veía la situación con claridad meridiana: “Creíamos ser un gran imperio y resulta que no somos nada”, resumió Ramón y Cajal, para quien el país estaba como despertando de un sueño fantasioso para enfrentarse a la dura realidad. […]
La esperanza se cifraba ahora en la “regeneración”, que había sido el grito alzado unánimemente tras la breve fase depresiva vivida en el verano y otoño de 1898.
           
Álvarez Junco, J. “Prólogo” del libro de Fuentes Codera, M. España en la I Guerra Mundial. Una movilización cultural

ESPAÑA SIN PULSO.
(…) España: dondequiera que se ponga el tacto, no se encuentra el pulso. Monárquicos, republicanos, conservadores, liberales, todos los que tengan algún interés en que este cuerpo nacional viva, es fuerza se alarmen y preocupen con tal suceso. Las turbulencias se encauzan; las rebeldías se reprimen; hasta las locuras se reducen a la razón por la pena o por el acertado régimen, pero el corazón que cesa de latir y va dejando frías e insensibles todas las regiones del cuerpo, anuncia la descomposición y la muerte al más lego (…). La degeneración de nuestras facultades y potencias tutelares ha desbaratado nuestra dominación en América y tiene en grave disputa la del Extremo Oriente; pero aún es más grave que la misma corrupción y endeblez, el avance desde las extremidades a los organismos más nobles y precisos del tronco, y ello vendrá sin remedio si no se reconstituye y dignifica la acción del Estado. Engañados grandemente vivirán los que crean que por no vocear los republicanos en las ciudades, ni alzarse los carlistas en la montaña, ni cuajar los intentos de tales o cuales jefes en los cuarteles, ni cuidarse el país de que la imprenta calle, o las elecciones se mixtifiquen, o los ayuntamientos exploten sin ruido las concejalías y los gobernadores los juegos y los servicios, está asegurado el orden y es inconmovible el Trono, y nada hay que temer ya de los males interiores que a otras generaciones afligieron. Si pronto no se cambia radicalmente el rumbo, el riesgo es infinitamente mayor (…). El riesgo es el total quebranto de nuestros vínculos nacionales y la condenación, por nosotros mismos, de nuestro destino como pueblo europeo (…)
Francisco Silvela: “Sin pulso”, El Tiempo, Madrid, 16 de agosto de 1898

FRAUDE ELECTORAL
Si no fuera por las grandes desgracias que causan al país, nuestras elecciones serían uno de los espectáculos más divertidos que podrían verse en Europa. Realmente sólo tenemos una mala parodia de elecciones. Listas de electores, urnas, escrutinios, todo está falsificado […] Entre nosotros reina la farsa en toda su desnudez, una farsa completa, especial y exclusiva de las elecciones españolas; tanto si el sufragio es universal como si es restringido nunca hay más que un solo y único elector; el ministro de gobernación. Éste con sus gobernadores de provincias y el innumerable ejército de empleados de todas las clases, prepara, ejecuta y consuma las elecciones.
            Ahora bien, preguntamos, ¿es posible la existencia del régimen parlamentario o sencillamente la del sistema representativo teniendo tales bases?
ALMIRALL, V. España tal como es. (1889)


FRAUDE ELECTORAL EN 1920
Se constituyen dos mesas, resultando actas dobles y se discute su legitimidad; en una el diputado electo tiene 270 votos, y en otra, su contrincante, 179 y el número de electores es sólo de 344.
            En el pueblo de Gallegos del Río no se verificó la elección, simulándose el resultado, pues el hecho de aparecer votando la mayoría de sus electores por orden alfabético así lo demuestra, toda vez que es en absoluto inverosímil que aquellos se pusieran de acuerdo previamente para presentarse a votar en grupos formados por considerable número de electores cuyos apellidos correspondían a una misma letra del alfabeto.
            Actas electorales de diferentes distritos españoles. Jurisprudencia electoral del Tribunal Supremo, 1920.

FRACASO DEL RÉGIMEN LIBERAL. ESCUELA Y DESPENSA.
“Después de medio siglo de asonadas, pronunciamientos, manifiestos, revoluciones, fusilamientos, cambios de régimen y de dinastía, proclamación de Constituciones...el régimen liberal ha hecho bancarrota.
¿Y sabéis por qué? Porque esa libertad no se cuidaron más que de escribirla en la “Gaceta”, creyendo que a eso se reducía todo; porque no se cuidaron de afianzarla dándole cuerpo y raíz en el cerebro y en el estómago: en el cerebro, mejorando y universalizando la instrucción, en el estómago, promoviendo una transformación honda de la agricultura y mediante la difusión de la propiedad territorial, elevando a los braceros a la condición de terratenientes.
No vieron que por encima de todas las Constituciones y de todos los derechos individuales y de todas las urnas electorales, el que tiene la llave del estómago tiene la llave de la conciencia, y, por tanto, el que tiene el estómago dependiente de ajenas despensas no puede el día de la elecciones votar a quien quiere. El que no sabe es como el que no ve, y el que no ve tiene que ir conducido por lazarillo a donde el lazarillo quiera llevarle…”
COSTA, J. La tierra y la cuestión social. 1912.

LEY DEL CANDADO
Don Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey de España. A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: que las Cortes han decretado y Nos sancionado lo siguiente: Artículo único. No se establecerán nuevas asociaciones pertenecientes a Órdenes o Congregaciones religiosas canónicamente reconocidas, sin la autorización del Ministerio de Gracia y Justicia consignada en Real decreto, que se publicará en la Gaceta de Madrid, mientras no se regule definitivamente la condición jurídica de las mismas. No se concederá dicha autorización cuando más de la tercera parte de los individuos que hayan de formar la nueva Asociación sean extranjeros. (…)
            Dado en Palacio a veintisiete de diciembre de mil novecientos diez.
            YO EL REY
            El Presidente del Consejo de Ministros. José Canalejas.
 Gaceta de Madrid, 28 de diciembre 1910.


DISCURSO DE ALEJANDRO LERROUX
Rebelaos contra todos: no hay nadie o casi nadie justo. […]
Sed arrogantes como si no hubiera en el mundo nadie ni nada más fuerte que vosotros, no lo hay. La semilla más menuda prende en la grieta de granito, echa raíces, crece, hiende en la peña, rasga la montaña, derrumba el castillo secular […] triunfa. Sed imprudentes, como si estuvieseis por encima del Destino y la Fatalidad. Sed osados y valerosos, como si tuvieseis atadas a vuestros pies la Victoria y la Muerte. […]
            Jóvenes bárbaros de hoy, entrad a saco en la civilización decadente y miserable de este país sin ventura, destruid sus templos, acabad con sus dioses, alzad el velo de las novicias y elevadlas a la categoría de madres para virilizar la especie, penetrad en los registros de la propiedad y haced hogueras con sus papeles para que el pueblo purifique la infame organización social, entrad en los hogares humildes y levantad legiones de proletarios, para que el pueblo tiemble ante jueces despiertos.
LERROUX, A. Rebeldes, rebeldes. 1906.

DESTINO DE ESPAÑA EN MARRUECOS
[...] En Marruecos sólo hay un problema: el de la civilización. Esta empresa hay que hacerla forzosamente; si España demuestra que es incapaz de civilizar; si a pesar del tiempo transcurrido desde la catástrofe última, se ve que seguimos tan ineptos para esta clase de empresas... habremos fracasado definitivamente y otra nación se encargará de hacerlo. En Marruecos se juega España la última carta como nación […] Es imposible que el comercio se interne en Marruecos si una acción militar no lo precede.
El comercio para trabajar y desarrollarse necesita seguridad, y ésta no la hay por desgracia en Marruecos[…] debe hacerse, a mi entender, una acción lo más pacífica posible, de tolerancia con los marroquíes[…] Bastará para esto que se les respeten sus creencias religiosas y sus intereses; y una vez que el comercio tuviese la seguridad en el tráfico, iría poco a poco consolidando la conquista, haciendo una obra de paz y de civilización.
Opinión del Secretario del Fomento del Trabajo Nacional. 1909.

MANIFIESTO OBRERO
Considerando que la guerra es una consecuencia fatal del régimen de producción capitalista; considerando, además, que, dado el sistema español de reclutamiento del ejército, sólo los obreros hacen la guerra que los burgueses declaran. La Asamblea protesta enérgicamente:
1.- Contra la acción del Gobierno español en Marruecos.
2.- Contra los procedimientos de ciertas damas de la aristocracia, que insultaron el dolor de los reservistas, de sus mujeres y de sus hijos, dándoles medallas y escapularios, en vez de proporcionarles los medios de subsistencia que les arrebatan con la marcha del jefe de familia.
3.- Contra el envío a la guerra de ciudadanos útiles a la producción y, en general, indiferentes al triunfo de la cruz sobre la media luna, cuando se podrían formar regimientos de curas y de frailes que, además de estar interesados en el éxito de la religión católica, no tienen familia, ni hogar, ni son de utilidad alguna al país.
Tarrasa, julio de 1909.

HUELGA GENERAL DE 1917
Cada día que pasa representa para el proletariado una creciente miseria ocasionada por la carestía de las subsistencias y por la falta de trabajo […]. Los representantes de la UGT y los de la CNT han acordado por unanimidad:
1º […] con el fin de obligar a las clases dominantes a aquellos cambios fundamentales del sistema que garanticen al pueblo el mínimo de las condiciones decorosas de vida y desarrollo de sus actividades emancipadoras, se impone que el proletariado emplee la huelga general, sin plazo limitado, como el arma más poderosa que posee para reivindicar sus derechos.
2º Que a partir de este momento, […] procederán a la adopción de todas aquellas medidas que consideren adecuadas al éxito de la huelga general, hallándose preparados para el momento en que haya de comenzar este movimiento.
Manifiesto conjunto UGT-CNT. Madrid, 27 de marzo de 1917.


MANIFIESTO DE PRIMO DE RIVERA.
Españoles: ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad) de recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no ven para ella otra salvación que libertarla de los profesionales de la política, de los hombres que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades.
Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina.
Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad, que espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la Patria preparamos. ESPAÑOLES: ¡VIVA ESPAÑA Y VIVA EL REY!
            No tenemos que justificar nuestro acto, que el pueblo sano lo manda e impone. Asesinatos de prelados, ex gobernadores, agentes de la autoridad, patronos, capataces y obreros; audaces e impunes atracos, depreciación de la moneda, francachela de millones de gastos reservados; sospechosa política arancelaria por la tendencia, y más porque quien la maneja hace alarde de descocada inmoralidad; rastreras intrigas políticas tomando por pretexto la tragedia de Marruecos; incertidumbre ante este gravísimo problema nacional; indisciplina social, que hace el trabajo ineficaz y nulo; precaria y ruinosa la producción agraria e industrial; impune propaganda comunista, impiedad e incultura; justicia influida por la política; descarada propaganda separatista; pasiones tendenciosas alrededor del problema de las responsabilidades.
            No venimos a llorar lástimas y vergüenzas, sino a ponerlas pronto y radical remedio, para lo que requerimos el concurso de todos los buenos ciudadanos. Para ello y en virtud de la confianza y mandato que en mí han depositado, se constituirá en Madrid un directorio inspector militar con carácter provisional encargado de mantener el orden público y asegurar el funcionamiento normal de los ministerios y organismos oficiales.
            Al declararse en cada región el estado de guerra el Capitán General, o quien haga sus veces, destituirá a todos los gobernadores civiles y encomendará a los gobernadores y comandantes militares sus funciones. Se incautarán de todas las centrales y medios de comunicación y no permitirán, aparte las familiares y comerciales, las de ninguna otra autoridad que no sirva al nuevo régimen.
Miguel Primo de Rivera, Capitán General de la IV Región. 12-9-1923


ESPAÑA EN 1924.
No es casual que el movimiento haya estallado en Barcelona, ni poco significativo que el dictador desempeñase últimamente la Capitanía General de Cataluña. El equipo de estos militares está confeccionado en mucha parte con género catalán (…). Cataluña alberga, junto a las manifestaciones más violentas del espíritu revolucionario, las fuerzas de acción represiva y regresiva más potentes y mejor organizadas de la Península (…). España está hoy acogotada, más que gobernada por su ejército. Sin Cortes, sin prensa, sin jurado, sin libertades de ninguna especie. Por todas partes, generales y oficiales: en los gobiernos civiles en las direcciones generales, en las subsecretarías, en los chef-lieus de cada distrito, ¡hasta en la dirección del matadero de Madrid! Se gastan millones en Marruecos y se suprimen conserjes en los ministerios; se clausuran escuelas y cátedras, se cierra el Ateneo (la histórica institución cultural de Madrid), se persigue el uso de la lengua catalana, se difama a los políticos que formó el rey (…) Unamuno, el gran escritor, acaba de ser destituido de su cátedra en la Universidad de Salamanca y enviado entre policías a un islote de las Canarias…
M. Azaña, La dictadura en España, 1924

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MANIFIESTO DE LA AGRUPACIÓN DE INTELECTUALES AL SERVICIO DE LA REPÚBLICA. 1931.
“... creemos que la monarquía de Sagunto ha de ser sustituida por una República. Pero es ilusorio imaginar que la Monarquía va a ceder galantemente el paso a un sistema de Poder público tan opuesto a sus malos uso, a sus privilegios y egoísmos. Sólo se rendirá ante una formidable presión de la opinión pública. Es, pues, urgentísimo organizar esa presión, haciendo que sobre el capricho monárquico pese con suma energía la voluntad republicana de nuestro pueblo. Esta es la labor ingente que el momento
reclama. Nos proponemos suscitar una amplísima agrupación al servicio de la República, cuyos esfuerzos tenderán a lo siguiente:
            Primero: movilizar a todos los españoles de oficio intelectual para que formen un copioso contingente de propagandistas y defensores de la República española.
Segundo: Con este organismo de avanzada, bien disciplinado y extendido sobre toda España, actuaremos apasionadamente sobre el resto del cuerpo nacional, exaltando la gran promesa histórica que es la República española.
            Tercero: Pero, al mismo tiempo, nuestra Agrupación irá organizando, desde la capital hasta la aldea y el caserío, la nueva vida pública de España en todas sus bases a fin de lograr la sólida instauración y el ejemplar funcionamiento del nuevo Estado republicano.
El Sol”, 15 de noviembre de 1930.

EL ERROR BERENGUER.
La dictadura ha sido un poder omnímodo que no sólo ha operado sin ley ni responsabilidad, (…) sino que no se ha circunscrito a la órbita de lo público, antes bien ha penetrado en el orden privadísimo brutal y soezmente. (…) No hay punto de la vida española en que la Dictadura no haya puesto su innoble mano de sayón. (…). He tenido que evocar con in mínimum de evidencia lo que la Dictadura fue. Hoy parece un cuento. Yo necesitaba recordar que no es un cuento, sino que fue un hecho. Y que a ese hecho responde el régimen Berenguer, cuya política significa: volvamos tranquilamente a la normalidad por los medios más normales, hagamos “como si” aquí no hubiese pasado nada radicalmente nuevo, sustancialmente anormal. Eso, eso es todo lo que el régimen puede ofrecer, en este momento tan difícil para Europa entera, a los veinte millones de hombres ya maltraídos de antiguo, después de haberlos vejado, pisoteado, envilecido y esquilmado durante siete años. Y, no obstante, pretende, impávido, seguir al frente de los destinos históricos de esos españoles y de esta España (…) Pero esta vez se ha equivocado. Este es el error Berenguer. (…) El régimen sigue solitario, acordonado como leproso en lazareto. (…) Y como es irremediablemente un error, somos nosotros, y no el régimen mismo, nosotros, gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos que decir a nuestros conciudadanos: ¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruirlo!. Delenda est Monarchia.
José Ortega y Gasset. El Sol (15 de noviembre de 1930).

MANIFIESTO DE ALFONSO XIII “AL PAÍS”. 1931.
“Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que este desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público, hasta en las más críticas coyunturas.
Un Rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra Patria se mostró en todo momento generosa ante las culpas sin malicia. Soy el Rey de todos los españoles y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo contra quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme algún día cuenta rigurosa.
Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación, suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos...”
Alfonso XIII.
“ABC” 17 de abril de 1931.